Hay muchos casos de empresarios que se encuentran en esta situación, faltos de nuevas ideas y energía, cuyas empresas están acostumbradas a que sean ellos de forma muy personal los que marquen el camino, y no tienen sucesión.
Tienen estas opciones:
1) Cerrar la empresa
2) Vender la empresa
3) Contratar un director general con competencias intraemprendedoras e involucrarle en el éxito de la empresa
4) Hacer un cambio hacia una cultura de emprendimiento corporativo y contratar intraemprendedores o permitir que surjan los que hay dentro de la empresa
Cerrar la empresa tiene un coste alto económico y también social. En la alternativa vender la empresa caben las alternativas de hacerlo a uno o varios directivos (MBI). Lo explicamos en el siguiente documento «De Directivo a Empresario». Las alternativas 2, 3 y 4 parecen las más adecuadas y ya dependerá de cada caso.
En dicha situación de agotamiento, y común a las diferentes alternativas que tiene, es necesario:
a) Que el empresario actúe. Esto le exigirá en muchos casos que esté dispuesto a transformarse, y que sea por aquí por donde empiece el cambio: transformando o cambiando sus funciones, la forma en que se toman las decisiones, sus maneras de pensar, el sistema de valores y criterios de referencia… lo primero que hay que hacer es asumir que las cosas ya no van a ser igual.
b) Que en quién o quienes delegue la función empresarial tengan claramente capacidades intraemprendedoras de generar nuevos e inesperados caminos para el negocio. Esto es clave versus las capacidades directivas que también tendrán que tener: controlar, planificar, dirigir, etc.